martes, 26 de mayo de 2015

Tarta de boda: un dulce final

Las bodas pueden cambiar mucho: los novios pueden decidir hacer una ceremonia religiosa, casarse por lo civil, en un ayuntamiento, alquilar un cortijo para celebrar bodasen Sevilla o, simplemente, ir a firmar al juzgado. La novia puede ir de blanco, de largo, de corto, de rojo, con un traje normal… y el novio, igual. Aunque hay muchos elementos que pueden cambiar de un enlace a otro, lo cierto es que hay algunos detalles que son inamovibles en las bodas y que, a pesar de sufrir ligeras variaciones, siempre están presentes.

Uno de estos elementos son los anillos, imprescindibles en el enlace. Pero el otro, que comparten todos los invitados, es la tarta de boda. Este dulce, que se corta al final del convite, es tradicional y, sea cual sea el tipo de celebración, siempre está presente. Hoy en día los maestros reposteros hacen verdaderas maravillas, por lo que suele convertirse en uno de los elementos protagonistas de la decoración del enlace.


En el sur es habitual celebrar la boda al aire libre. Así, contratar una hacienda para celebrar bodas enSevilla es muy habitual, por lo que la decoración suele ser campestre o romántica, siempre acorde al lugar. En estos casos, la tarta de boda puede utilizarse como un elemento más para llamar la atención de los invitados, y por eso vemos una gran variedad, desde tartas blancas clásicas hasta modernas creaciones cubiertas con fondant que recuerdan algún detalle especial para los novios, como alguna afición común, un momento de su noviazgo o, simplemente, la recreación azucarada de este día tan especial.

Sea cual sea la opción elegida por los novios a la hora de confeccionar el menú, lo cierto es que todas ellas están riquísimas y suponen el momento clave de la celebración, ¿o acaso no es cierto que a todos nos encantan?